Advertencia a todos los usuarios

Próximamente: Rediseño completo del blog, cambio del título y de nombre de mi perfil. ¡No me perdáis la pista!

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Mi último día...

...de los diecisiete. Y hete aquí que es un día muy agridulce, en lugar de ser el último día en el que puedo ser irresponsable sin que nadie me mire por encima del hombro.
Dulce, por eso mismo.
Amargo, porque tú no estás.
En mi último día de adolescencia te he visto 2 horas. No te culpo, es tu trabajo... Es lo que estábamos deseando, es lo que nos va a permitir pagar esas putas facturas y a la vez disfrutar de la vida y comer chocolate.
Pero te echo de menos...
¿Es posible que te haya echado alguna vez tanto de menos como ahora?
¿Es normal que lo sienta tan intensamente?
Hoy me he dado cuenta de lo mucho que me hace el saber que te tengo en la habitación de al lado. Me quejo de que no siempre hacemos cosas juntos, y hoy he comprendido que el tenerte cerca me basta para ser feliz. Ya sea escuchando tu acompasada respiración mientras duermes, viéndote reir al mirar una de esas pelis que tan poco me gustan o simplemente sintiendo latir tu pecho cuando me duermo arropada en tus brazos.
Hoy me he dado cuenta de que no puedo vivir sin esos momentos. No es que no quiera hacerlo, es que no puedo.
Me he dado cuenta de que, si tu no estás, se hunde todo mi mundo.
Me he dado cuenta de que te necesito hasta para que me sepa a café el café de las mañanas.
Y la lluvia, y los bombones de chocolate, y los truenos, y una peli romántica con palomitas, incluso leer un libro de los que no te gustan, todo, TODO pierde su sentido si no estás conmigo.
Por eso estaba triste. No porque no pueda soportar el verte de 5 a 7. Es porque he tenido que darme cuenta de que si no te hubiera visto esas dos horas, mi día no hubiese sido día.
Y darse cuenta de eso es algo abrumador.
Afortunadamente, mañana estaremos juntos veinticuatro horas. Porque si no fuera así, ni mi dieciocho cumpleaños tendría una pizca de sentido.
Eres mi razón de vivir.
Espero que lo sepas...
Y, ya puestos, espero ser yo la tuya.
(Te quiero, nuevo encargado de Telepizza company :p. Aunque llegues a supervisor, siempre seguirás siendo mi Garfield, el que lo deja todo cuando le pongo morritos.)